Se trata de la causada por el crucero  Costa Concordia en aguas toscanas, cerca de la isla de Giglio, dónde ha naufragado con 4.229 personas a bordo. Todo comenzó en la madrugada del viernes 13 de enero al sábado 14, cuando el barco encalló y comenzó a escorarse. El crucero se acercó demasiado a la costa, estaba a unos 150 metros.

El estado de emergencia ha sido ordenado por el Gobierno de Italia, ya que es posible el derramamiento de 2.400 toneladas de combustible de la embarcación, como consecuencia de la agitación del mar en esa zona, y la sacudida del buque siniestrado contra la costa.

Por ello, se emplearán fondos públicos para las tareas del rescate y del eventual vertido en el mar Tirreno. La última hora del estado del crucero es que está perdiendo líquidos, aunque todavía no se tiene conocimiento de su naturaleza. La Agencia Europea de Seguridad Marina (EMSA) ha enviado un equipo para inspeccionarlo por si tuviese que actuar en caso de emergencia.

Además, se sabe que la Comisión Europea ofrecerá su ayuda si la situación lo requiriese, y se mantiene informada en todo momento de cuanto pueda suceder.

Al parecer, el capitán conocía perfectamente este lugar, pero la dirección de Costa Cruceros le ha culpado del suceso y ha sido detenido por las autoridades italianas acusado de homicidio culposo múltiple, naufragio y abandono del barco.