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Nos invade una profunda tristeza saber que EEUU ha aprobado la perforación con condiciones a Shell en busca de petróleo en el Mar de Beaufort, en la costa de Alaska.

Los trabajos podrían comenzar en julio del año que viene. La decisión es un duro revés para diversos grupos ambientalistas y pueblos indígenas, que están preocupados de que la actividad de perforación y la posibilidad de derrames de petróleo en la región helada podría poner en peligro un ecosistema muy sensible que es el hogar de ballenas, focas, morsas, osos polares, y migratoria las aves marinas.

Los senadores de Alasca y de la petrolera Shell, se “frotan las manos”, elogiando la decisión, que lleva a Shell un paso más cerca de la perforación después de años de batallas legales. Shell aún debe aclarar algunos obstáculos regulatorios, incluyendo el desarrollo plan de respuesta ante un derrame de petróleo.

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Los ecologistas, sin embargo, criticaron la decisión como "peligrosa y decepcionante", y dijeron que pone en situación de riesgo ambiental a la remota región, a su flora y fauna y a las comunidades nativas.

Acebo Harris, abogado de la organización ambientalista Earthjustice, dijo que la decisión podría abrir un calentamiento del Ártico a niveles sin precedentes de la extracción de petróleo.

Si en el Golfo de México sólo se recuperó el 10% del crudo derramado desde la plataforma Deepwater Horizon, de BP, imaginad qué puede pasar en una emergencia así en un lugar mucho más complejo, inaccesible y alejado.

 

 

Es de sentido común que las empresas que perforen tengan un estudio de riesgos medioambientales y un plan de emergencia en caso de un vertido en el Ártico. Los Países deberían escuchar a los expertos científicos sobre el impacto medioambiental severo que supone las perforaciones en esta región tan delicada.

De momento, parece ser que todos las pruebas realizadas (y que datan de 2000) en ese sentido han fracasado, y por tanto incluso el Departamento de Interior norteamericano admitía en su momento que se habían constatado las "severas limitaciones" de los equipos convencionales para luchar contra los vertidos de crudo en un lugar tan aislado y con unas condiciones climatológicas tan duras. No hay más que ver el vídeo del test, obtenido por Oceana gracias a la "Freedom of Information Act". 

Esperemos que se pare esta barbarie medioambiental, además ya hay antecedentes de derrames de petróleo en Alaska, como la que ocurrió el pasado mes de Julio protagonizada por BP, ¿os suena la historia?

 Fuente: e360.yale.edu