Coco ha estado en Tanzania, junto a Elmo y el resto de los miembros de Kilimani Sesame (la versión de Barrio Sésamo para el país africano). Querían enseñar a los niños hábitos de vida saludables, un mejor comportamiento social, respeto mutuo y lograr una mayor alfabetización. Y parece que han logrado su objetivo.

Desde que se emitiera por vez primera el 10 de noviembre de 1969, los muñecos creados por Jim Henson, padre también de Los Teleñecos y Fraggle Rock, se han valido de avanzados métodos pedagógicos para divertir enseñando.

En Tanzania, donde 8,3 millones de niños (de cinco años o menos) tienen un acceso limitado a la educación y conviven con la malaria, el sida o el hambre, determinadas intervenciones, como programas televisivos concretos, pueden tener un impacto muy positivo en sus vidas. Sesame Workshop, más conocido como Sesame Street, es una organización sin ánimo de lucro que aúna escritores, artistas, investigadores y educadores. Produce una variedad de medios educativos (televisión, radio, libros, vídeos) y sus iniciativas llegan a niños en 120 países.

En 2008 esta entidad decidió lanzar un proyecto piloto en Tanzania, Kilimano Sesame, consistente en 13 episodios de radio, seis televisivos, varios cuentos y una guía para padres y educadores, en la que se sugieren distintas actividades educativas. Ahora Dina Borzekowski, de la Escuela de Salud Pública John Hopkins Bloomberg (EEUU), y Jacob Macha, del Centro para Comunicación de Programas del citado país africano acaban de publicar los resultados de un estudio que refleja cómo ‘El Monstruo de las Galletas’ y el resto de la ‘banda’ sésamo han tenido éxito en su empeño.

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