El Parque Nacional de Monfragüe (deriva su nombre del latino monsfragorum) se encuentra en Extremadura, dentro de la provincia de Cáceres. Comprende 14 municipios, que en su totalidad alcanzan las 116.160 hectáreas de terreno, siendo declarado en el año 2003 Reserva de la Biosfera por la Unesco. Se trata de la mayor extensión y mejor conservada del monte mediterráneo del mundo, por lo que dedicar unos días a visitar este Parque Nacional es una visita obligada si te encanta disfrutar de la naturaleza prístina.

El edén de Cáceres: el Parque Nacional de Monfragüe.
También se le otorgó el distintivo ZEPA (Zona de Especial Protección para Aves). Si eres un aficionado/a a la ornitología, este puede ser uno de los mejores lugares para observar aves. El paso del río Tajo como eje vertebral del parque, ayuda a que la mayoría de las especies animales vivan en un ecosistema realmente sobrecogedor.
Hay puntos en los que es posible divisar cientos de aves como en el conocido Salto del Gitano. Aquí es increíble la visión de la mayor colonia de buitre negro sobrevolando los cielos azules cacereños. Te vas a encontrar con el buitre de mayor envergadura alar de Europa, con cerca de 3 metros. Aunque también es posible que te encuentres con alimoches o buitres leonados. Otras aves igualmente bellas como la esquiva cigüeña negra o la poderosa águila imperial, son otro de los reclamos turísticas que atrae a investigadores de todo el mundo.

Los buitres anidan en los riscos pedregosos.
En el parque hay también otras especies de animales como son los reptiles y anfibios con los que te puedes topar de manera inesperada, sobre todo si lo visitas en primavera o en el verano cuando están más activos. Es el caso de la culebra viperina, la culebra de herradura, el lagarto ocelado, el tritón ibérico o el galápago leproso. En cuanto a los mamíferos, es fácil ver a los ciervos entre los árboles y a los conejos, pero ya es más complicado divisar al lince ibérico que está completándose su reintroducción. Otros habitantes de este precioso hábitat son los zorros y los jabalíes.

En los sitios con gran humedad, como las laderas de umbría, es fácil encontrar distintos tipos de setas.
La vegetación del Parque Nacional de Monfragüe es espléndida. Dependiendo de las zonas, podrás apreciar árboles como acebuches, encinas, alcornoques o quejigos. Las jaras, los enebros, los madroños, las cornicabras, los brezos, los acebuches, llamados olivos silvestres, también encuentran su lugar por estos confines. Las zonas cercanas a los arroyos son dignas de hacer una parada y admirar su increíble conservación (está prohibido el baño).

El río Tajo a su paso por el famoso Salto del Gitano, en donde se observan a distintas aves rapaces volar.
Lo mejor para descubrir esta tierra de conquistadores es pasar primero por el Centro de Interpretación situado en la pedanía de Villareal de San Carlos. Una diminuta población con numerosos servicios para el que visita el parque. Sobre todo no se puede dejar de hacer alguna instantánea a sus chozos tradicionales, que nos recuerdan a los tiempos trashumantes, en los que los ganaderos se guarecían de las inclemencias climatológicas en estos lugares.

Un chozo tradicional en Villareal de San Carlos.
Se trata de espacios que se han destinado en la actualidad para la educación ambiental de escolares, un aula de naturaleza abierta a todos los grupos que quieran pasar unos días aprendiendo, divirtiéndose y disfrutando de este entorno mágico.
En este lugar te facilitarán planos de las diversas rutas que se pueden realizar. Desde aquí es posible establecer rutas a pie, con bicicleta o a caballo. Son recomendables para niños ya mayores que caminen bien y no se cansen demasiado. En concreto, la del Cerro Gimio desde Villareal de San Carlos (7,7 km) para grupos pequeños y con cuidado, la pueden hacer, pero con una supervisión muy cercana de un adulto. Les fascinará todo lo que encontrarán a su paso. Imprescindibles los prismáticos y la cámara de fotos.
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