En el Noreste de Segovia y con una superficie de 5.185 hectáreas, se encuentra el Parque Natural Hoces del río Riaza, que se puede recorrer mediante itinerarios señalizados. Es un Espacio Natural fascinante para disfrutar del ecoturismo y observar al gran número de parejas de buitres leonados existentes en la zona. Aunque otras rapaces como el alimoche, el cernícalo vulgar, el avión roquero, la chova piquirroja o el búho real; también habitan entre las oquedades de las verticales paredes en sitios muy protegidos para la mano del hombre.

Su naturaleza cautivadora nos sumerge en un lugar en el que parece que la acción del hombre todavía no ha llegado a no ser por los restos histórico-artísticos existentes.

En la zona de páramo se pueden divisar especies esteparias como la tarabilla común, el esmerejón, la alondra de Dupont, la collalba rubia o el chotacabras pardo, entre otras. Entre las sabinas y los pinos podemos distinguir una gran profusión de aves entre las que destacan el cárabo, el azor, el ruiseñor bastardo, el pinzón, el roquero solitario, la paloma torcaz, el águila real y el águila calzada, la perdiz o el carbonero garrapinos.

Las aves acuáticas son también omnipresentes en el río Riaza y en el embalse de Linares del arroyo: polla de agua, ánade real y ánade friso, garza real, mirlo común, porrón común, etc.

Los mamíferos son otros de los animales más habituales en el Parque Natural Hoces del río Riaza. Es fácil hallar huellas de conejos, liebres, comadrejas, tejones, corzos, jabalíes, nutrias, ginetas y gatos montés. Y cuando cae la noche, los reyes del cielo son los murciélagos.

 

Su geomorfología espectacular atrae a miles de visitantes todos los años para admirar el cañón calcáreo entre calizas turonenses, de hasta 150 metros de profundidad, y entre 200- 300 metros de anchura. Hoces, cañones, acantilados y desfiladeros son las formas más impresionantes que es posible contemplar. En la parte de páramo que tiene esta zona, podemos distinguir árboles como las encinas, los quejigos, los enebros, las aulagas o las sabinas. Su clima continental hace que se hayan desarrollado además, especies esteparias.

Otro tipo de vegetación como la zarzamora, el rosal silvestre, el endrino o el majuelo son fáciles de localizar, junto con pequeños grupos de pinos (resinero y laricio). Abundando las plantas aromáticas como el tomillo y el espliego, o las jaras en suelos ácidos. En la zona de ribera se observan sauces, alisos, chopos, fresnos o álamos.

El alojamiento es perfecto en los pequeños pueblos que existen alrededor, conservan su patrimonio rural y vivas sus tradiciones más arraigadas. Valdevacas de Montejo, Maderuelo y Montejo de la Vega de la Serrezuela son los poblados más cercanos, y en dónde se pueden degustar los platos típicos segovianos con más renombre.