Nuestra querida capa de ozono ha dicho basta y no ha podido soportar por más tiempo los continuos ataques que el ser humano ha hecho contra ella.
Tras la decepción de la Cumbre de Doha sobre el Cambio Climático, los países adheridos a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA), se han reunido de urgencia tras las advertencias de los grupos científicos de que la capa de ozono se ha fragmentado.
A pesar de creer que este suceso ocurría dentro de cientos de años, o que no ocurriría nunca, la noticia ha caído como una auténtica bomba: La capa de ozono se rompe, y es ya una realidad. Su espesor se ha reducido en más porcentaje de lo esperado en los últimos años (se esperaba un orden 3-10% anual), cuya cifra exacta no ha sido revelada, y la EPA teme que aumenten las muertes por cáncer de piel en la población, pues ya en su día calculó que un aumento del 2,5% en la emisión de CFC provocaría un millón de muertos por dicha enfermedad y la puesta en peligro de otras de 20.000 personas sólo en Estados Unidos.
La alerta es máxima, y desde la ONU ya dicen que “las medidas que se aplicarán para intentar paliar la destrucción de la capa serán duras y estrictas, y no habrá más prórrogas”, haciendo hincapié en que “los países más ricos serán aquellos que deberán hacer un esfuerzo mayor”.
Sin duda, no estaría nada mal que los países miembros se fueran poniendo las pilas al respecto y se dejaran de tonterías, porque estoy segura de que ninguno de nosotros querría leer jamás esta noticia. Así que menos mal que hoy es el Día de los Santos Inocentes, ¿no?
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