Con la alimentación ecológica, biológica u orgánica, como sistema alternativo de producción agrícola que es; obtenemos alimentos animales y vegetales de primera calidad, libres de pesticidas y fertilizantes químicos o sintéticos. Todo ello, respetando el medio ambiente y mejorando la fertilidad del suelo, mediante rotaciones de los cultivos. Esto último asegura un eficiente uso de la tierra y sus recursos. Además, la alimentación ecológica prohíbe el uso de organismos genéticamente modificados, y los aditivos en la comida y su procesamiento. Se ha comprobado científicamente que ciertos aditivos no son buenos para la salud, ya sea por ser productos alérgenos o por las terribles consecuencias que tiene su consumo a lo largo del tiempo o en grandes cantidades, que se quedan acumuladas en el organismo y pueden provocar el desarrollo de algunas enfermedades.

La selección de las especies vegetales y animales resistentes a la climatología y las condiciones locales, es quizás la tarea más importante de este sistema alternativo de producción agrícola.

 

En España, ser consumidor de alimentos biológicos sigue siendo un reto, aunque cada vez es más demandado por la sociedad;  lo ecológico es casi una palabra tabú para la mayoría de los habitantes de nuestro país. Si hiciésemos una encuesta a pie de calle, los españoles suspenderíamos en cuanto a conocimientos e información de lo que es un alimento ecológico.

 

Además, se sigue centrando su distribución en muy pocos centros, poco conocidos para el gran público; aunque tiene mucho auge su venta por internet en forma de cestas o cajas, que puedes recibir cómodamente en tu propio domicilio.

Creo que el tema de la distribución de los alimentos biológicos está aún “muy verde”, nunca mejor dicho. Ya que para el usuario final, sigue siendo una odisea encontrar determinados alimentos cerca de su casa; y el problema de las cestas, es que siguen siendo unos manjares prohibitivos para un tanto por ciento muy alto de los españoles, que no disponen de la suficiente economía ni siquiera para poder subsistir, o se encuentran en paro.

Hay que mejorar su eficacia, su transparencia y la confianza de los consumidores. Organizando campañas de sensibilización e información en colegios, universidades, centros de salud,…y por supuesto en todos los  medios de información, apoyando su consumo y demostrando que su adquisición es buena para nuestra salud y para el planeta.

El problema viene muchas veces en las grandes ciudades, ya que la mayoría de los urbanitas no dispone de tiempo o no come en casa. Y tampoco está por la labor de comprar grandes cantidades de productos ecológicos, porque perecerían. La solución está en compartir estas cajas para varias familias. El problema es ponerse de acuerdo; que tal como está organizada nuestra sociedad, es lo más difícil.

Aunque estamos viviendo una vuelta al campo por parte de muchas personas, que han desistido de la vida en las urbes; y por ello, han surgido una serie de comunidades que creen en la tierra y en su gran poder. Organizandose para generar nuevas fuentes de riqueza en torno a la vida rural. Estas agrupaciones están cultivando sus propios productos  ecológicos y se autoabastecen en todos los aspectos.

Otros están apostando por cultivar nuestros campos y vivir de la venta de su producción. De esta manera, podremos ayudar a nuestro país consumiendo productos propios que han crecido en nuestras tierras, sin necesidad de malgastar combustibles para traer alimentos de otras partes del mundo, que lo único que generan es un mayor calentamiento global. Teniendo en cuenta que España es un gran productor de alimento ecológicos, pero la mayoría se exportan a países europeos; tendríamos que apostar más por nuestros agricultores, no por las grandes superficies que terminan pagando una miseria al pequeño labriego por su cosecha. Al final, lo que repercute en el precio de los productos biológicos, es la cantidad de intermediarios que existen entre ellos.

Todo lo que podamos hacer para que el campo goce de buena salud, ayuda a una mayor biodiversidad en el planeta y a proteger las zonas rurales como medios generadores de ingresos.

Yo creo que este va a ser el futuro, éste es el buen camino a seguir. Con la crisis energética que estamos viviendo y la gran cantidad de población humana que sigue creciendo sin parar, es necesario y urgente buscar nuevos métodos de producción y nuevos recursos. Para ahora y para el futuro de las nuevas generaciones, que tal y cómo se presenta el panorama de devastación, se encontrarán con una crisis alimentaria nunca vista.

 

 

 

Es por el porvenir del planeta por lo que debemos luchar, y por unos alimentos de primera calidad: seguros, ricos en nutrientes, que además cuidan el medio ambiente y a los animales. Mejorando la calidad de la tierra y del agua.

trigo

Uno de lo mayores problemas es, la cantidad de residuos químicos que nuestra tierra absorbe y va a parar a los animales, alimentos y ríos; y al final de la cadena alimentaria estamos nosotros (cada uno que lo entienda como quiera).

Además, la agricultura ecológica genera empleo directo e indirecto que repercute en la hostelería, el comercio, el turismo, el transporte y en la investigación.

 

Por lo tanto, es una labor de toda la sociedad batallar por nuestros campos y por los productos auténticos que de ellos sacamos. ¡No nos crucemos de brazos y reivindiquemos lo nuestro!.