Es fundamental, que padres y educadores unamos fuerzas para que las generaciones futuras aprendan y adquieran como hábito el reciclaje. En nuestras manos está que la concienciación y el compromiso hacia la Naturaleza se lleve a cabo, de una manera clara, didáctica, divertida; pero lejos de ser algo esporádico, hay que hacerles comprender que no solamente se recicla en casa, sino también; en el «cole», en una excursión, en las vacaciones, en cualquier lugar dónde permanezcamos y generemos residuos.

Este verano he comprobado en primera persona, que la mayoría de las familias con niños, no se preocupa del gesto de reciclar en sus lugares vacacionales. Ya sea por la comodidad de “soltar” la basura en el sitio más cercano, y no preocuparse, ni informarse si existen puntos limpios en la zona; y si separan los residuos en el alojamiento en el que veranean. Esta doble moral, que yo le llamo, me tiene estupefacta.

Mucha gente recicla en su ciudad, pero en cuanto le supone una “molestia” tener que llevar sus deshechos 100 metros más allá, me he dado cuenta, que ya no lo hace. Lo mismo ocurre a la salida de los colegios, donde los padres y madres, llevan la merienda a sus hijos/as, y los desperdicios que generan, por supuesto, terminan en el mismo contenedor o papelera de residuos orgánicos. Al igual pasa en numerosas celebraciones al aire libre, en la que se despliega toda una parafernalia de objetos y utensilios de usar y tirar, que por supuesto, no van a para al contenedor correspondiente.

Esto tiene que cambiar por el bien de todos. Es necesario comprender, que no podemos tirar cualquier objeto en cualquier sito. Debemos salir de casa todas las mañanas, pensando: “que es lo que voy a generar de basura y a dónde van a parar mis residuos”. Si tuviésemos otra mentalidad, las escenas diarias que observo serían, historias de otros tiempos.

Si en tu lugar de trabajo no existe el reciclado, reclama;  e interésate en cómo puedes implantarlo, y si es necesario anima a tus compañeros de trabajo a que te apoyen.  Lo mismo ocurre en numerosos pueblos o ciudades; pon una queja o sugerencia en tu Ayuntamiento, no esperes a que las cosas se solucionen con el tiempo. Actúa, movilízate, crea una plataforma; son numerosas las actividades que puedes hacer a favor del reciclaje.

Lo prioritario es, que nuestros hijos vean en nosotros una imagen de responsabilidad ecológica, y ellos a su vez, se vean implicados en esta acción cotidiana; para que en un futuro no muy lejano, ellos sepan como actuar y que hacer ante situaciones que impliquen el reciclamiento.

Recapacitemos todos y pensemos que cada día cuenta. En esto del reciclaje, lo que puedas hacer hoy no lo dejes para mañana.