En el Día Internacional de los Bosques 2023 no podemos dejar de aconsejar una visita a algunos de los muchos bosques de nuestro territorio, ya que además de ser reductos de biodiversidad, nos proporcionan una mejora en nuestra salud física y psicológica.
Los baños de bosque están siendo recomendados por muchos especialistas para tratar numerosas afecciones de nuestro organismo, ya que funcionan como una terapia energética equilibrante. Desde la depresión, la ansiedad, el estrés, hasta para bajar la tensión sanguínea o controlar la diabetes, entre otras patologías.
Así que, siempre que tengas algún día libre procura rodearte de árboles para mejorar tu bienestar y tu salud en general, y si llevas a niños o personas mayores, notarán mucho más los efectos.
Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno
El Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno se ubica en el sector occidental de la provincia de Teruel, en la Sierra de Albarracín. Constituye un magnífico ejemplo de multiplicidad de formas rocosas a pequeña y gran escala, así como de la estrecha relación entre geología, flora, fauna, arqueología prehistórica y actividades tradicionales del hombre, conformando un paisaje de gran singularidad.
Hasta el descubrimiento de sus importantes hallazgos arqueológicos, este espacio no era muy conocido. En 1995 se crea el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, dada la importancia de los valores naturales que ofrecen los modelados de las areniscas y conglomerados en combinación con la masa de pino rodeno (Pinus pinaster).
En el año 2007, a petición de los ayuntamientos que conformaban el Paisaje Protegido, este espacio natural protegido amplió su superficie hacia el sur, que pasó de tener 3.355,34 ha a 6.829,05 ha.
La especie más característica presente en el Paisaje Protegido y que le da nombre, es sin duda el pino rodeno (Pinus pinaster).
Esta especie arbórea, dominante en la zona de areniscas, colonizó el medio aún siendo difícil su desarrollo en zonas de abundante roquedo. Sus fuertes raíces, penetraron en la tierra contribuyendo, en parte, a la fragmentación de estas masas compactas.

Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno. Imagen de Jose Rumí.
A esta especie arbórea también se la conoce como pino resinero debido al aprovechamiento que se hizo tiempo atrás de la resina para su comercialización.
Al pino rodeno le acompañan especies características como el enebro común y el enebro de la miera, la jara o el brezo. También abundan las especies aromáticas, como el romero, el tomillo, la lavanda o el espliego.
En barrancos y zonas más húmedas aparecen especies como los chopos, sauces, avellanos, espino albar, guillomo o acebo.
Por último, en las zonas de calizas el pino rodeno da paso al pino negral y al pino silvestre, siendo también abundantes de igual manera la sabina albar y la sabina rastrera.
El Paisaje Protegido es hábitat de una gran diversidad de especies de fauna. Entre los mamíferos destaca el jabalí, corzo, ciervo, zorro, garduña, gato montés, ardilla y liebre, siendo reseñable también la gran variedad de murciélagos que se pueden encontrar en este espacio natural protegido.
Entre las aves, los pinares son refugio del chochín, el carbonero, el piquituerto, el búho chico, el cárabo, el gavilán, el águila calzada y el azor. En los bosques de quercíneas se encuentran aves como el mito, el herrerillo común, el mirlo, el petirrojo, el escribano montesino, el reyezuelo listado, entre otros.
Por último, en los roquedos destaca el águila real, el halcón peregrino, el cernícalo y el búho real. En el humedal de la laguna de Bezas tienen su hábitat fochas y garzas.
Entre los representantes de la herpetofauna destaca la presencia de la lagartija colilarga, el lagarto ocelado, las culebras bastarda y de escalera, y entre los anfibios los sapos corredor, de espuelas o el sapillo moteado.
El depósito de arenas fluviales hace más de 200 millones de años dio lugar a las rocas más características del Paisaje Protegido, las areniscas rojas. Estas areniscas han sido sometidas a esfuerzos tectónicos que las han fracturado creando líneas de debilidad que se suman a las de origen sedimentario.
Los agentes atmosféricos, sobre todo el conjunto viento, lluvia, cambios de temperatura, etc., han ejercido su acción a lo largo de la historia dando lugar a la multiplicidad de formas peculiares.
Los cursos de agua encajonados entre las rocas han modelado espectaculares escarpes, hoces y callejones con multitud de formas curiosas. A menor escala, la acción de los agentes atmosféricos ha esculpido formas caprichosas como los taffoni (huecos en la pared rocosa de forma semiesférica), los alveolos (huecos en la roca de mayor tamaño), las gnammas (depresiones de la superficie de la roca de forma circular o elipsoidal que pueden llegar a tener un gran desarrollo) o los anillos de Liessegan.
En la zona noroeste del espacio natural las rocas silíceas dan paso a materiales calizos, el relieve se suaviza y aparecen zonas llanas elevadas, con ligeras caídas al barranco principal.
En el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno no se encuentran cauces fluviales importantes, siendo los cursos de agua principales los barrancos del Cabrerizo, del Tío Tobías, El Regajo, de la Laguna, de Ligros y de las Olivanas.
Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara
El Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara es el Espacio Natural Protegido de mayor extensión de la Red Natural de Aragón, con 47.637,66 hectáreas de Parque Natural y 34.064,63 hectáreas de Zona Periférica de Protección.
Se extiende por un total de 15 municipios en las dos vertientes de la cadena montañosa, con núcleos urbanos muy pintorescos. Están integrados en un total de cuatro comarcas: Alto Gállego, Hoya de Huesca, Sobrarbe y Somontano de Barbastro.
El Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara es un espacio de transición entre los Pirineos y la Depresión del Ebro que alberga variados ecosistemas donde viven especies pirenaicas y mediterráneas.
Debido a sus elevadas altitudes y fuertes desniveles se encuentran numerosos rincones con climas peculiares que favorecen la aparición de especies endémicas. Pero la características más destacable de la vegetación del parque es el gran cambio que se produce entre las vertientes norte y sur de las sierras.

Pico de Guara.
Las laderas orientadas la norte, reciben la influencia de las masas de aire atlántico, siendo frecuentes las nieblas y las nevadas durante el invierno, mientras que en la vertiente sur el clima es mucho más continental, siendo las precipitaciones más irregulares.
Estas características climáticas condicionan directamente el tipo de vegetación de las laderas. De esta forma, al norte nos encontramos especies típicas de las umbrías en pequeños bosquetes de hayas (Fagus sylvatica), abetos (Abies alba), e incluso algunos ejemplares de pino negro (Pinus uncinata) en las laderas de las altas cumbres.
Sin embargo, los reyes de estas vertientes son los robles llamados quejigos o “caixigos” (Quercus cerrioides) que en el siglo XVIII formaban extensos bosques, actualmente reducidos a pequeños bosquetes y a magníficos ejemplares aislados, testigos vivos del antiguo esplendor de esta especie.
En la vertiente sur de las sierras, la vegetación típica es el carrascal (Quercus ilex), que comparte espacio con la coscoja (Quercus coccifera), el enebro (Juniperus oxycedrus) y la sabina negral (Juniperus phoenicia).
En todo el territorio del Parque son frecuentes los pinares de pino laricio y pino silvestre debido a las repoblaciones realizadas en los años 60 y 70. Sin embargo, el pino silvestre (Pinus sylvestris) mantiene masas boscosas de origen natural en las umbrías de la Sierra de Guara y en cuyosotobosque domina el boj (Buxus sempervirens) acompañado de tejo (Taxus baccata) y acebo (Ilex aquifolium).
La sierra de Guara alberga una flora extraordinaria. El aislamiento de estas montañas respecto a las más cercanas ha favorecido la evolución de plantas exclusivas de Guara, como Petrocoptis guarensis (en paredes de roca), o compartidas únicamente con la sierra de Gratal, como Aquilegia pyrenaica subsp. guarensis o Alyssum cuneifolium subsp. losanum (ambas en gleras calizas).
Además, de aquí se describieron por primera vez Cochlearia aragonensis, endémica de Álava, Navarra, el Moncayo y Guara, y Teucrium pyrenaicum subsp. guarensis, que se conoce del Pirineo, Prepirineo y Sistema Ibérico.
Por otra parte, en las cumbres más altas de Guara alcanzan su límite meridional muchas plantas de montaña, como el mítico edelweiss o flor de nieve (Leontopodium alpinum), emblema del alpinismo o Potentilla nivalis.
Cerca de 1.300 especies de plantas vasculares (sin contar hongos, algas, líquenes y musgos) habitan en Guara, más que en países enteros como Dinamarca, Luxemburgo, Holanda o Irlanda.
El Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara es una de las más importantes reservas rupícolas (hábitat de especies que viven en paredes de roca) de Europa, debido a la variada y numerosa población de aves que alberga, por lo que en 1989 se declaró Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
Las múltiples oquedades de las rocas son un lugar excelente para la nidificación de numerosas aves, sobre todo para las grandes rapaces entre las que destacan por su gran número los buitres leonados, fácilmente reconocibles por su amplia envergadura, su cola en abanico y su vuelo circular aprovechando las corrientes térmicas del aire.
Alimoches, halcones, cernícalos, junto a águilas reales y águilas perdiceras son otras rapaces rupícolas presentes en el Parque que en otros lugares están en peligro de extinción o completamente desaparecidas. Pero la rapaz más importante del Parque es sin duda el quebrantahuesos, que siendo una especie en peligro de extinción mantiene una población estable en esta zona del prepirineo.
Los buitres aprovechan las oquedades de las grandes paredes como lugares donde instalar el nido, o simplemente como zonas de descanso. Se pueden ver a estas grandes aves planeando en círculos aprovechando las corrientes ascendentes de aire caliente para elevarse hasta alturas donde casi se pierden de vista.
Allí planea durante horas, vigilando el suelo y también a los demás buitres cuyo cambio de actitud o forma de vuelo lo ponen en guardia sobre el hallazgo de algún animal muerto del que alimentarse. Diariamente puede desplazarse hasta 70 kilómetros en busca de alimento, volviendo al atardecer a sus refugios en las cornisas rocosas.
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