Es primordial informar a los niños de la situación que se vive en el planeta. El medio ambiente está en peligro y todos podemos ayudar a que el desastre no sea tan impactante. A pesar de que en la escuela o en el colegio los chavales están siendo informados, es necesario que esa concienciación les cale hondo ahora para que en un futuro sepan confrontar los retos que se les avecinan.

Es incuestionable el compromiso que pueden desarrollar los niños cuando se implican en la protección del medio ambiente.
Lecturas sobre el cambio climático contado para los niños
Los libros sobre medio ambiente son una de las mejores opciones a tener en cuenta, especialmente si quién lo cuenta e interpreta, son también niñas y niños. Es lo que sucede en la historia de «La pandilla Cola de Milano. Aventuras para salvar el planeta» de Somos Libros. Una obra que atrae a los más pequeños precisamente por su estilo, sencillez y mensaje.
Escrita por Luz Orihuela e ilustrada por Adrià Marquès, nos acerca al día a día en cualquier pueblo o ciudad pequeña en la que los niños son los primeros en darse cuenta que ellos pueden ser los guardianes de la Tierra si se lo proponen.
Porque la responsabilidad de cuidar al mundo debe formar parte de su rutina. Un mundo que cada vez se encuentra en peor estado y que no pueden dejar de proteger y cuidar. Maite, Santi, Pepe, Valle y Sol forman una patrulla que salvaguarda el entorno de Verdeluz. Aquí, como en otros lugares, suceden muchos acontecimientos en los que está implicado el entorno natural, pero ellos a diferencia de otros críos que miran para otro lado o se desentienden, se implican al 100% en defender el lugar donde viven.
Valientes y organizados, viven distintas aventuras en las que gracias a ellos se van descubriendo las nefastas consecuencias de tratar mal a los animales, de la contaminación por plásticos, del peligro de los incendios o de lo que supone el cambio climático en su propio contexto.
Libros sobre medio ambiente que hacen involucrarse en su protección
En 48 páginas, se concentra la idea de que el medio natural es un tesoro que se debe salvar por encima de todo, ya que nuestra vida depende de su estado. Con una actividad frenética, su desafío consiste en retar a los propios adultos para que se movilicen, sumándose a su ambiciosa iniciativa.
La solidaridad, el compañerismo, la asertividad o la confianza se muestran como las mejores herramientas para apoyarse en la defensa del hábitat: el hogar de todos los seres vivos.
Una lectura amena que disfrutarán los chavales entre 9 y 12 años. Con unas explicativas imágenes que muestran todas las peripecias de los protagonistas y les harán zambullirse de lleno en el ambiente de la pandilla. Además, al estar encuadernada en tapa dura podrán guardarla releerla las veces que quieran.
Hay muchos héroes anónimos como estos chavales, que aunque no salen en televisión o en los medios de comunicación, están ahí día a día dándolo todo para que la naturaleza sea respetada y valorada como se merece. ¡Necesitamos más historias como esta para que la sociedad recapacite y pase a la acción!
En primer lugar, y menos importante, porque es una empresa demasiado grande para ellos, de la que no tienen ninguna responsabilidad.
En segundo lugar, y realmente importante, porque para que un adulto sea «capaz de confrontar los retos que se le avecinan», ha debido de construirse durante su infancia con una sensación de protección y tranquilidad, que si todo va bien, interiorizará.
Y será justamente este sentirse internamente protegido lo que le permitirá tener el coraje, una vez sea adulto, de emprender los proyectos y batallas que quiera. Hay muchísima bibliografía de educadores, psicoanalistas y científicos al respecto, a poco que se haga una búsqueda rápida en Internet se comprobará lo que estoy afirmando.
En tercer lugar, esta conciencia eco llega de manera natural en la etapa de la adolescencia, época de cuestionamientos profundos y en la que siguen necesitando mucho apoyo, protección y comprensión. No es necesario forzarla en los chavales; la llevan dentro.
Sin embargo, muchos adultos no han podido desarrollar esta conciencia en su adolescencia, porque durante su infancia no pudieron nutrirse de una protección emocional suficiente y tuvieron que construirse en modo supervivencia, sentimiento que impide la empatía y la solidaridad.
Por lo tanto, calemos hondo a los adultos, responsables del estado actual y dañados por carencias emocionales.
Y protejamos el crecimiento de los niños y adolescentes, futuros adultos emprendedores, equilibrados y responsables.