Una frase que lejos de ser un estereotipo, es una gran verdad, que viene constatada con la gran cantidad de enfermedades que han venido desarrollándose en los últimos años de una manera intensa y preocupante.

En nuestra sociedad actual “desarrollada” en donde las prisas y la comida rápida son nuestras compañeras diarias, y la publicidad de alimentos considerados sanos van invadiendo nuestro vida, y por ende nuestra salud, que cada vez resulta extrañamente más mermada con su consumo; muchas personas se están preguntando qué hay detrás de todo ello: si oscuros intereses de grandes empresas multinacionales que ganan cifras millonarias a costa de ofrecer productos con cero valor nutricional, pero mucho valor monetario, además de un “lavado de cerebro” promovido a todos los niveles. ¡Nada puede fallar, cuando todos los cabos están atados!

Comida alcalina

El cuerpo del ser humano está diseñado para comer vegetales.

Enfermedades: comida ácida y comida alcalina

Por suerte, otras tantas personas sin fines comerciales y al margen del mercado están investigando y experimentando de manera precisa los causantes o desencadenantes de esas enfermedades que están acabando con la vida de millones de seres humanos en todo el mundo.

Uno de los factores más importantes que incide en el desarrollo de enfermedades como el cáncer, es el exceso de consumo de alimentos ácidos que generan en nuestro organismo un medio ideal para el desarrollo de células cancerígenas, provocando además una falta de oxígeno, clave para su desarrollo.

Ya se sabía desde su descubrimiento en el año 1931 por el Premio Nobel, Otto Heinrich Warburg, pero poco se ha hecho desde entonces. Seguimos ingiriendo grandes cantidades de alimentos tóxicos para nuestro cuerpo, como un exceso de carne roja rellena de productos químicos, que provoca accidentes cardiovasculares, según se ha estudiado en el Laboratorio de Fisiología de la Universidad de Harvard por el profesor Moore.

Comida alcalina

Las verduras poseen propiedades para sanar nuestro cuerpo.

Nuestros antepasados no eran carnívoros

También se conoce desde hace tiempo, debido a numerosas investigaciones, según los antropólogos y los médicos que han estudiado los orígenes de nuestro establecimiento como «hombre», que el cuerpo humano no está diseñado para alimentarse con carne: ni nuestros dientes, ni nuestras manos, ni nuestra agilidad, ni nuestro sistema digestivo (empezando por nuestra saliva) es como el de las especies carnívoras.

El organismo humano por tanto, se diseñó para alimentarse de semillas, frutas y vegetales. Nuestros antepasados se alimentaron de comida alcalina, consistente en alimentos crudos recogidos por sus instintos: el olfato y el gusto.

De hecho, en la actualidad las poblaciones más longevas y que no tienen casi enfermedades y viven muy felices (también es muy importante), son pueblos indígenas como los Hunzas de Pakistán; pero hay muchos más por todo el planeta, cuya alimentación se basa en las verduras.

Alimentos crudos ecológicos

La intoxicación a la que se le somete al cuerpo humano es la que está generando esas temibles enfermedades, que están encontrando un buen “caldo de cultivo” para desarrollarse. Por ello, el siguiente paso para poder sanarse es una buena desintoxicación para eliminar las toxinas acumuladas sobre todo en el colon.

Los suplementos nutricionales como el alga chlorella, el extracto de pimienta de cayena o el ajo pueden ayudar en el camino.

La comida alcalina y las diferentes combinaciones de alimentos y sus diferentes tiempos de digestión pueden sanar un cuerpo enfermo, y sobre todo, hay que tener en cuenta que nuestro cuerpo tiene el poder de la autosanación, palabra que rara vez la usan nuestros llamados “profesionales de la salud”, asesorados por la industria farmacéutica poco pueden aportar.

En resumen, la alimentación basada en productos vivos o crudos ecológicos además de nutrirnos correctamente, puede ayudar a sanar nuestro cuerpo, además de revertir diversas enfermedades. “Otro gallo cantaría” si en vez de anunciar productos industriales ricos en grasas, azúcares e hidratos de carbono refinados; la publicidad se centrase en la bondad de consumir verduras frescas como el kale. ¡El problema es que no sale rentable para los promotores, ni para los que se benefician de que las personas se encuentren enfermas!