La Unión Europea ha publicado los datos definitivos de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los Estados miembros, correspondientes a 2012. En ellos, se aprecia un descenso de la cantidad emitida del 1,3% con respecto a 2011. Teniendo en cuenta el acumulado desde 1990, año de referencia, la UE está emitiendo un 19,2% menos de gases a la atmósfera, muy cerca de la rebaja del 20%, que es el objetivo para 2020.
Así lo reflejan los datos oficiales facilitados por la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA). Este dato coloca a la UE muy cerca del objetivo del 20% de reducción ocho años antes de la fecha límite. Desde 1990, se han dejado de emitir 1.082 millones de toneladas, una cantidad equivalente a las emisiones totales efectuadas por Italia y el Reino Unido durante 2012.
Los países pertenecientes a la antigua Europa de los 15 (EU15), también firmantes del Protocolo de Kyoto (PK), establecieron un objetivo conjunto del 8% de reducción para el periodo 2008-2012 (tres puntos por encima del 5% exigido por el PK). Este grupo ha conseguido un descenso, en el periodo mencionado, del 11,8%. Lo que la EU15 ha dejado de emitir en este periodo equivale, por ejemplo, a las emisiones efectuadas por España en 2012.
Italia ha logrado el 45% de la reducción en la Unión Europea en 2012, debido al descenso de las emisiones en el transporte y la industria. El segundo lugar ha sido para Polonia, que ha rebajado de forma considerable su dependencia de los combustibles fósiles. Precisamente, el mayor uso de estas fuentes no renovables ha llevado al Reino Unido y a Alemania a ser los ejemplos negativos, al haber aumentado su contribución a la contaminación atmosférica.
Para la agencia medioambiental europea, casi la mitad de las variaciones observadas en el nivel de emisiones desde 1990 en la UE, están relacionadas con el Producto Interior Bruto (PIB) de cada país, con el consecuente descenso en épocas de menor producción industrial. Otros factores importantes observados en este periodo han sido la mayor contribución de las energías renovables y los avances en eficiencia energética.
A pesar de las variaciones observadas en relación con el PIB, desde 1990 este ha crecido un 45% en el conjunto de la Unión, mientras que las emisiones han caído un 19%. La emisión per cápita de gases de efecto invernadero, por su parte, ha caído un 25%, desde las 12 toneladas por habitante en 1990 a 9 toneladas en 2012.
Hans Bruyninckx, director ejecutivo de la EEA, se congratula de estos resultados, destacando que el crecimiento económico no está reñido con los objetivos ambientales. Sin embargo, no hay que olvidar que, cada año, miles de millones de toneladas de GEI siguen siendo enviadas a la atmósfera y contribuyendo al agravamiento del calentamiento global y al aceleramiento del cambio climático.
La UE está demostrando que puede contaminar menos, pero lo sigue haciendo a un ritmo insostenible. Si bien los datos reflejan que ha cumplido con creces los objetivos del PK (y los suyos propios, más rigurosos), tal vez esto signifique que no eran lo suficientemente ambiciosos. La reducción del 20% en 2020 era el mayor sacrificio que estaba dispuesto a hacer el sistema económico hace 20 años, pero puede que soporte una mayor exigencia en la actualidad, sobre todo gracias a los avances tecnológicos en este periodo.
La trayectoria descendente parece continuar en 2013, a tenor de los datos provisionales, pero no será hasta el otoño cuando tengamos la primera estimación oficial de las emisiones de GEI del año pasado.
PAÍSES REINCIDENTES
A pesar del descenso de contaminantes atmosféricos, hay casos concretos que preocupan a la Unión Europea. En 2012, once Estados miembros, uno más que en 2011, superaron su techo de emisión en, al menos, un GEI de los cuatro que tienen un control individualizado: los óxidos de nitrógeno (NOx), el amoniaco (NH3), el dióxido de azufre (SO2) y los compuestos orgánicos volátiles no metálicos (COVNM).
Nueve Estados han superado las emisiones de NOx, sobre todo debido al transporte en carretera. En el caso del NH3, Dinamarca y Finlandia no han cumplido sus cuotas de emisión. Luxemburgo es el peor alumno, al haber superado los límites de NOx y de COVNM. Solo un contaminante, el SO2, ha sido mantenido a raya por todos los países.
Algunos Estados son reincidentes, año tras año superan algunos límites y no corrigen sus excesos. Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Irlanda, Luxemburgo y España han superado el máximo permitido de emisión de NOx en 2010, 2011 y 2012, lo mismo que les ha ocurrido a Dinamarca y Finlandia con el NH3.
Esta circunstancia pone en entredicho el verdadero compromiso de las economías europeas con el medio ambiente y deja en el aire la duda de si el cumplimiento con la reducción de emisiones obedece a las políticas medioambientales o es una afortunada consecuencia de la crisis económica, que está provocando un descenso de la actividad industrial.
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