En Ghana se encuentra el mayor vertedero de África de basura electrónica: Agbogbloshie, en Accra, y uno de los mayores del mundo.
Anualmente, Ghana importa alrededor de 215.000 toneladas de productos electrónicos de consumo de segunda mano, principalmente de Europa occidental, y genera otra 129.000 toneladas de basura electrónica cada año.
Estas donaciones de la Europa civilizada para que Ghana progrese es una manzana envenenada, nunca mejor dicho, se sabe a ciencia cierta que allí no hay un entramado para poder reciclar todos sus componentes, ¿una gestión de residuos incoherente?, aunque la ONU se supone que prohibió la exportación de residuos tóxicos o peligrosos. ¿Quién hace la ley, hace la trampa? Lo mejor según nuestros mandatarios, es mirar hacia otra parte.
El principal problema reside en que el reciclaje es complejo y requiere un alto nivel de habilidad, debido a la composición heterogénea de los materiales. Muchas personas se dedican diariamente a sacar material de este vertedero para luego reciclarlo, pero se genera un riesgo laboral y ecológico, al ser dejados allí la mayor parte de ellos al aire libre. Por ejemplo, el embalaje de espuma de poliestireno se utiliza como combustible para quemar en áreas abiertas. Esta acción está generando serios problemas de salud pública, y a su vez, se queman cables para recuperar el cobre de su interior; lo que está suponiendo también, el envío de metales pesados, como el plomo, contaminando la atmósfera y la tierra. Una actividad frenética que no tiene descanso.
Fotografía: Cosima Dannorizter
Con el aire, todas estas partículas de metales pesados migran fácilmente a los hogares, los mercados de alimentos y otras áreas públicas. Las muestras tomadas en el perímetro de Agbogbloshie, encontraron una presencia de los niveles de plomo en el suelo de hasta 18.125 ppm, cuando la EPA asegura que el máximo permitido debería estar en 400 ppm (para el plomo). En otro conjunto de muestras tomadas de cinco trabajadores se encontró aluminio, cobre, cadmio, hierro y plomo por encima de las directrices ACGIH TLV.
Se estima que este desastre medioambiental y social podría afectar hasta 250.000 personas. Desde 2008 Blacksmith Institute está ayudando en la zona para mecanizar el decapado de alambre con máquinas que eliminan la contaminación del aire, también capacitando a personas para que exista seguridad en los trabajos y para que no corran riesgos para la salud.
Fuentes: BlackSmith Institute, Journal of Health and Pollution y Science of the Total Environment
Si te sirve de consuelo, no eres el único. Yo comparto tu opinión. Hasta hace nada iba con mi «zapatófono» a todas partes, y todo el mundo me preguntaba que «que hacía con esa reliquia entre mis pertenencias».
Creo que es mucho más importante (o debería de ser) liberar de más contaminación a nuestro planeta. Nos está matando. La tecnología, la justa, si compromete nuestra vida y la del resto de los seres vivos.
Eso junto a la obsolescencia programada, que hace que cada día tengamos que desprendernos de más aparatos eléctricos que han sido fabricados para que se estropeen en poco tiempo. Los frigoríficos o los lavavajillas que duraban para toda la vida ya no existen.
Deberíamos pensar en todo lo que trae consigo la mal llamada «sociedad del bienestar».
Un saludo
Diana