La factura de la luz ha sido el gran quebradero de cabeza de los consumidores españoles durante los últimos años. Sobre todo desde que la crisis obligó a reducir el consumo ante el aumento discriminado de los precios que condujo a miles de hogares a sufrir la llamada pobreza energética. Si a día de hoy era difícil calcular dicha factura, los cambios en la estructura del recibo de la luz van a hacer que esta tarea sea interminable. Ahora a más consumo, más rebaja ¿dónde queda, entonces, los beneficios para los que disminuyen su consumo no solo por motivos económicos sino también ambientales?
Por mucho que intenten confundir al consumidor hablando de bajadas y beneficios a los hogares con muchos miembros, la realidad es bien clara: con la nueva subida que entró en vigor el día uno de febrero los hogares españoles pagarán el doble de lo que pagaban hace un año. Esta subida afecta sobretodo a pequeños consumidores y hace que los miles de hogares que sufren la pobreza energética vean aun más difícil el poder salir de ella.
La tarifa eléctrica está estructurada en dos componentes. Por un lado tenemos la potencia contratada, que es la parte fija del recibo de la luz y que ha subido de media un 18%. Por otro lado tenemos el consumo, que baja un 17%. Los peajes seguirán siendo fijados por el Gobierno, aunque la fijación del componente energético deja de calcularse por subastas trimestrales, sino en función de la cotización del mercado mayorista. El Gobierno calcula que el recibo se abaratará un 3% en el presente año, aunque los precios dependerán de cómo evolucione la cotización de un mercado excesivamente volátil.
Alberto Nadal Belda, secretario de Estado de Energía, asegura que con esta reforma la potencia pasa de suponer el 35% al 60%, y el consumo, del 65% al 40%, con lo que se trata de beneficiar a las familias. Aunque analizando los datos se ve que los verdaderos beneficiarios de este nuevo sistema son las eléctricas que ven como la parte fija sube asegurando sus ingresos, mientras que la variable que era la que podían controlar los consumidores baja.
Con la nueva forma de realizar el cálculo de la tarifa eléctrica, esta se incrementará para los clientes que tienen un bajo consumo, reduciéndose a partir de las 610 horas de consumo al año. Es decir, cuando se consume lo suficiente para que el impacto del alza de la cuota fija se diluya es cuando de verdad se va a notar el impacto de la rebaja de la parte variable.
Con todo este lío, además de desinformar a los consumidores, se consigue que los hogares que más consumen ahorren más. Esto choca con los esfuerzos para fomentar la eficiencia energética y reducir el consumo que tanto se apoyan desde la Unión Europea y los grupos ecologistas para minimizar el impacto ambiental de la actividad humana.
Fuente: www.expansion.com
Foto: www.canstockphoto.es
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