Gracias a Sebastiâo Salgado, uno de los fotógrafos más involucrados en la lucha contra la agresión humana a nuestro planeta, tenemos la oportunidad de ver como eran los diferentes ecosistemas hace cientos o miles de años. Esos tesoros naturales que todavía siguen existiendo y que si no apoyamos su lucha irremediablemente desaparecerán para siempre. Todas esas instantáneas que su cámara captó durante 32 viajes que comenzaron en el 2004 en las Islas Galápagos, se encuentran plasmados en un libro simplemente extraordinario. La editorial Taschen ha sacado a la luz una mirada retrospectiva a la vida primitiva de la Tierra, en “Génesis” de Sebastiâo Salgado, una edición, idea y diseño de su esposa Lélia Wanick Salgado. Una historia en imágenes en la que la naturaleza tiene todo el protagonismo, tanto las especies animales o vegetales, como las tribus indígenas que habitan esos espacios. Un volumen que completa lo que se muestra en la exposición de CaixaForum. Un recorrido mágico que nos invita a profundizar y reflexionar el daño que nuestra falta de previsión ha causado en nuestro hábitat. 8 años de pasión que el fotógrafo brasileño dedicó para salvaguardar ese 46% del planeta que aún permanece inalterado. Unas fotografías que nos muestran la vida en todo su esplendor, unas imágenes que sobrecogen por trasladar a nuestra retina hasta los más mínimos detalles que los hubiésemos pasado por alto si no fuera por la habilidad que demuestra con la cámara Salgado. Una excursión fotográfica que nos invita a soñar con los paraísos perdidos esos que muchos de nosotros no llegaremos a conocer nunca, ni siquiera nuestros hijos, o ¿tal vez sí? Todo depende de como nos planteemos el futuro.
Fotografía de Ricardo Beliel
Un viaje del que muchos han sido coprotagonistas: expertos de la UNESCO y del Conservation International en Washington, guías experimentados, pilotos, capitanes de barco, porteadores; y además, diferentes organizaciones y patrocinadores. Una labor encomiable que invita al cambio. Un cambio para ayudar a la conservación de esas zonas inaccesibles, que tuvieron que ser fotografiadas utilizando diferentes medios de transporte: globos aerostáticos, canoas, barcos, aviones, camiones o recuas de mulas. El complejo equipo que se necesitó para hacer tan descomunal proyecto y el sacrificio de todos los seres humanos que se implicaron en sacar adelante esta obra magna hace más valioso el resultado.
“Quería estudiar como la humanidad y la naturaleza han coexistido durante mucho tiempo en lo que hoy día llamamos equilibrio ecológico” explica Sebastiâo en su libro. Una oda en blanco y negro dedicada por completo al esplendor de la naturaleza, con cinco zonas destacadas: Los Confines del Sur, Santuarios, África, Las Tierras del Norte, La Amazonia y el Pantanal. En la primera parte del volumen nuestra mirada puede abarcar todo el ecosistema de la Antártida: la magnitud de los icebergs, los apabullantes albatros, las inconfundibles colonias de pingüinos papúa y adelaida cohabitando con elefantes marinos, el espectacular salto de la ballena franca, orcas y leones marinos que luchan por su vida; todo amenizado con el constante rugido de los glaciares. La reducción de estos últimos por el cambio climático es un hecho constatado en estas instantáneas.
Fotografía de Sebastiâo Salgado
En la segunda parte de la obra nos metemos dentro del mundo de los Santuarios, islas apartadas de la mano del hombre, que han crecido y desarrollado con especies endémicas: Islas Galápagos (nos aguardan iguanas marinas, leones marinos, cactus de lava o tortugas gigantes); Tribus de Irian Jaya en Indonesia, ahora Papúa Occidental (nos trasladamos a la Edad de piedra con los korowai; Madagascar (tsingys que parecen auténticas esculturas, tormentas, rocas graníticas, lagos formados en cráteres, cataratas, manglares, baobabs, lémures o bancos de arena impresionantes son las imágenes más sobrecogedoras); Tierras Altas de Paúa Nueva Guinea y los Mentawai en Indonesia.
En la tercera parte nos adentramos en África: la etnia San del desierto de Kalahari, el Sáhara, cráteres de volcanes, expertos cazadores, bosquimanos, babuinos, dunas inconmensurables, dinkas de Sudán del Sur, los Himba, búfalos, jirafas, leopardos, hipopótamos, elefantes, antílopes, tribus de Etiopía del Sur, parques nacionales … todo un universo de sensaciones que nos abren al genuino continente africano.
Fotografía de Sebastiâo Salgado
En la cuarta parte, Las Tierras del Norte, viajamos al Ártico. Atravesamos la península de Kamchatka, observamos el volcán Karimsky, dominamos con nuestra vista la reserva de Kluane, visitamos a una población de caribúes o divisamos a los bueyes almizcleros. No se nos resiste la meseta del Colorado, y traspasamos el Parque Tribal navajo de Monument Valley, y también el del cañón Bryce. Observamos el desplazamiento de los grandes grupos de renos, y de los nenets, eso si, sin pasar las inclemencias climatológicas que nuestros héroes han tenido que sortear.
Por último, tenemos ocasión de explorar La Amazonia y el Pantanal. Nos abrimos paso por la selva, entre rocas y cascadas, y tenemos constancia de la tribu aislada de los Zo’e. El Pantanal, el humedal más extenso del mundo nos deja atónitos, en medio de tanta exuberancia de vida, aparecen los yacarés. Los indios del alto Xingú en el estado de Mato Grosso en Brasil nos esperan para compartir sus ceremonias rituales. Guacamayos, jaguares, ciervos del Pantanal, capibaras, garzas mora, patos aguja americanos o arucos, nos acercan un poco más a ese mundo misterioso y virgen de la selva más profunda.
Una obra que transgrede nuestro espíritu, para sublimarlo con instantáneas llenas de talento, valentía y amor por la naturaleza. Un canto a la vida estremecedor.
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