Ayer tuve el privilegio de conocer en persona a Gastón Vizcarra, fundador de Candela, una organización de aceite de nuez de Brasil (Bertholletia excelsa) de Comercio Justo en funcionamiento desde el año 1989; en el marco de la nueva tienda que The Body Shop ha inaugurado en la estación de Atocha de Madrid. Gracias a su labor como proveedor de este maravilloso aceite para The Body Shop, muchas comunidades indígenas pueden vivir de un trabajo justo con el que pueden mantener a sus familias, a la vez que protegen la selva amazónica, el mayor pulmón del planeta. Es a su vez miembro fundador de la Unión para Biocomercio Ético, y gracias a su pormenorizada ilustración de todos los procesos, nos hemos sentidos todos los allí presentes sumergidos por un tiempo en la preciosa selva amazónica, y formando parte de esta importantísima tarea, que es intentar conservar el lugar que contiene la mayor biodiversidad del planeta.

Algunos de los artículos de The Body Shop en los que podemos encontrar este valioso aceite de nuez de Brasil son: Manteca Corporal de Coco, Manteca Corporal de Chocolate, Protector Facial Revitalizante de Raíz de Maca para hombre y Mono Sombra de ojos.

En primera persona nos contó cómo se recolectan estas castañas o nueces (el término varía según el país), por más de 170 castañeros/productores; de unos árboles que miden entre 45 y 50 metros de altura, con 2 metros de ancho, y que se encuentran desperdigados por la selva de forma natural. Estas nueces se encuentran dentro de un fruto parecido al coco, que tiene a su vez dos capas de corteza que la madre naturaleza ha diseñado para que con la caída, desde una altitud bastante considerable, no suceda nada a su interior.

Ya en el momento de la recolección se realizan varias cribas para elegir solamente los mejores frutos con el que hacer el aceite. Aquí empieza la cadena de trazabilidad del producto. La recolección dura unos cuantos meses a principios de año, en este tiempo se traslada lo que se ha elegido en barcazas por el río hasta llegar al lugar dónde las mujeres peruanas las pelan y vuelven a seleccionarlas.  Una cadena de producción totalmente manual en la que el género femenino es mayoría, promoviendo con este trabajo la autoestima de las mujeres. Después se prensa en frío, y así se obtiene un aceite de primerísima calidad orgánico, con el que The Body Shop ha creado y seguirá creando diversos productos de belleza para que no sea un producto de moda o pasajero, sino que siga una línea en el tiempo, promoviendo esta acción de comercio justo con los ojos puestos en el futuro.

La cuestión es que, de esta forma estas personas pueden proteger sus recursos naturales, a pesar de las diferentes presiones que existen en la selva por parte de otro tipo de empresas madereras o mineras. Estos árboles necesitan del propio hábitat que les rodea para poder crecer y desarrollarse, si este desaparece los árboles mueren. Así, existe solamente una abeja que es capaz de libar las flores del árbol de la nuez de Brasil, la abeja de la orquídea; imprescindible para que sigan existiendo. A su vez, el agutí es el principal recolector y distribuidor natural de las nueces o castañas por la selva; y gracias a que los esconde normalmente en el suelo, pueden crecer de esos frutos, nuevos árboles. Sus hábitos para tener la despensa llena, hace que muchas veces se olvide de dónde los ha dejado.

La comercialización de este aceite ha ayudado a proteger 3.000 hectáreas de selva tropical en la región Madre de Dios, y cada año The Body Shop compra más kilos de esta preciada sustancia (20.000 kg) para que siga pudiéndose sustentar el bosque primitivo.

Los que hemos seguido desde los orígenes a Anita Roddick, y advertimos la magnitud del esfuerzo llevada a cabo por su empresa para conseguir no flaquear nunca en su ideal y misión; sólo podemos añadir que gracias a ese tesón, ahora en todo el mundo se conoce The Body Shop y su lucha por hacer de nuestro planeta un lugar mejor. Y en sus tiendas cada vez existe más información visible, para que nadie se vaya del establecimiento sin saber que ha comprado y de dónde procede; y algo fundamental, ninguno de sus productos está testado sobre animales.

Es todo un orgullo saber que detrás de la compra de cada producto en The Body Shop, hay una historia real humana de ayuda a los pequeños agricultores y a las comunidades locales, para que puedan seguir viviendo de sus productos nativos, cumpliendo además una labor ambiental y social impagable.