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Gracias a Ana Schwarz (@anaschwarz) me ha llegado este artículo de BLAH BLAH BLOG, escrito por su hija, en el cual nos muestra lo que todo el mundo estaba sospechando, pero ningún economista se atrevía a decir…
El PIB (Producto Interior Bruto del País) no sirve como índice de Prosperidad ni de Bienestar ni de Progreso. En el siguiente vídeo de la OECD, podéis ver al economista estadounidense y ganador del premio Nobel Joseph Stiglitz argumentando que el PIB sólo mide el ingreso total y no mide factores tan importantes como la seguridad, el impacto ambiental y la igualdad, entre otros, y que los gobiernos deben cambiar la manera de medir el “Progreso”.
Aquí muestro el mensaje del vídeo traducido (la mayor parte) al español:
Las discusiones sobre el tema ya han empezado. Algunos gobiernos, por ejemplo, han proporcionado ya una “lista de verificación”. Cuando deciden adoptar ciertos programas y descartar otros, ya no sólo se fijan en el impacto que los programas tendían en el PIB, sino también en qué impacto tendrían en la sostenibilidad, en el medio ambiente, la economía, la sociedad, la sostenibilidad política, qué impacto tendría en diferentes grupos de nuestra sociedad, qué efecto tendría en nuestras conexiones sociales entre otras medidas de bienestar se toman en cuenta en varios países distintos.
– Debe la crisis cambiar nuestro pensamiento sobre cómo medimos el progreso?
Primero, la crisis demostró que el PIB no es siquiera un buen indicador económico. Parecía que los Estados Unidos estaba bien antes de la crisis, pero ahora sabemos que el PIB era, de muchas maneras, falso. El 40% de todas las inversiones estaban basadas en bienes raíces, y esos precios por las bienes raíces eran precios de una burbuja. El 40% de las rentas (profits) del país estaban en el sector financiero y resultó que esos números también eran falsos, los habían inventado.
Pero también nos dimos cuenta de que ese número el PIB no nos dice nada sobre la sostenibilidad. Ese crecimiento estaba basado en la deuda, la gente estaba gastando más de lo que tenía, que el 80% de los estadounidenses estaban gastando el 100% de su ingreso, algo que simplemente no es sostenible. Entonces, necesitamos una medida que nos diga si el crecimiento que está ocurriendo es sostenible.
Lo que le importa a la gente, lo que los hace sentir bien, satisfechos, felices – o cualquier palabra que quieran usar no es solo el ingreso. El ingreso es importante, no ignoremos la importancia del ingreso, pero hay otras dimensiones. Este es un tema que se tocó hace unos años cuando yo era Economista Titular del Banco Mundial fuimos a hablar con la gente que vive en pobreza. Y lo que le importa a los pobres, igual que al resto de nosotros, es la seguridad, tener una voz en la política de su país, tener un trabajo, estar conectados. Entonces, hay muchas otras cosas a parte del ingreso, y si sólo nos enfocamos en el ingreso, podríamos efectivamente establecer políticas que socavan el bienestar; podemos apoyar políticas que incrementan el ingreso, pero empeoran el medio ambiente o, en un sentido más amplio, bajan el nivel de vida.
Puesto de manera simple, los mensajes son que lo que tú mides define lo que tú haces.
El otro mensaje que alguna gente ha comenzado a entender es que el PIB no es una buena medida del bienestar.
El famoso PIB, la piedra filosofal del crecimiento económico ha fracasado. El incremento del PIB daba por hecho que significaba riqueza y bienestar. Sin embargo, en los últimos 25 años se ha multiplicado por dos y las desigualdades alcanzan un nivel nunca registrado en la historia, ya que una quinta parte de la humanidad se reparte el 2% de los ingresos mundiales, mientras que la diferencia en la esperanza de vida ha superado los 40 años entre un punto y otro del Planeta.
Como dice en el artículo original: “Nadie como un premio Nobel de Economía (2001) para romper nuestros paradigmas.”
¿El PIB ha muerto?, ¿se inventarán otro PIB?, a partir de ahora, ¿cómo se medirá el progreso?
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