Sigue la tragedia medioambiental en Hungría. Otra de las balsas con residuos tóxicos reventará en breve.

El pasado 5 de octubre los vertidos tóxicos producidos por una empresa de aluminio MAL Rt en Hungría produjeron una inmensa marea roja en la población de Ajka, a unos 160 kilómetros al oeste de Budapest, tras romperse el dique de una represa donde estaba contenidos los desechos y que dejó siete fallecidos, un desaparecido y más de 130 heridos.

Esta rotura del dique de contención ha dejado la tierra totalmente estéril durante los próximos años, y aunque las autoridades lo niegan, ya ha llegado a un afluente del Danubio donde ya se han visto peces muertos.

Pero por si fuera poco el muro de contención del resto de balsas de desechos tóxicos que aún quedan están dañadas y tarde o temprano acabarán por ceder, como se aprecia en las imágenes.

Es cuestión de tiempo, y si la climatología acompaña con lluvias, la estructura de contención podría desmoronarse en horas. Si se ralentiza el agrietamiento permitiría dar tiempo a la construcción de un sarcófago de contención.

El verdadero temor de las autoridades húngaras es que si se desmorona la balsa número 10 afecte a la contigua, la número 9, mucho menor pero que sí conserva el líquido tóxico que causó el desastre hace una semana.