Dentro de pocos días se conmemora el Día Mundial del Orangután 2017, una jornada para reconocer la importancia  de los pongos u orangutanes para la biodiversidad del planeta. Según el “Libro Rojo” o la “Lista Roja” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) las dos especies que existen en la actualidad: Pongo abelii, el orangután de la isla de Sumatra, y Pongo pygmaelus, el orangután de la isla de Borneo, están en peligro crítico de extinción.

Una de las últimas noticias sobre esta especie es el rescate de una orangutana albina encerrada en una caja y capturada por los vecinos de una aldea en la isla de Borneo. Un extrañísimo ejemplar que tenía pocas posibilidades de vivir en libertad, su rareza la había convertido en un ser muy codiciado. Unos 100.000 ejemplares viven en Borneo, pero se estima según la UICN que disminuirán hasta 47.000 en el año 2025.

La problemática de la deforestación para el orangután

Estos preciosos e increíbles animales de los que ya van quedando muy pocos ejemplares, viven muchos de ellos en los llamados santuarios, donde se afanan por sobrevivir en semi-libertad. Lugares en donde se realiza una labor conservacionista absolutamente indispensable.

Su extinción es más que probable, si la deforestación de las zonas de selva continúa. Su hábitat va desapareciendo: la tala o la quema de los bosques provoca una destrucción que implica la matanza de muchos animales y especies vegetales. Además, de un densa contaminación por humo que invade todas las poblaciones e incluso a las islas vecinas, dada su magnitud.

Lo que se fomenta es la sustitución de selva por las remuneradas plantaciones que producen aceite de palma para la industria alimentaria en todo el mundo, corcho o papel. Una tragedia que sigue siendo ocultada de cara al consumidor de los países desarrollados.

No solamente se devastan hectáreas de selva, despojando de su hogar a los orangutanes, sino que es una práctica habitual prostituir a las hembras como si fueran mujeres en burdeles. Las depilan y las maquillan para ello, y las someten a multitud de vejaciones. Cogen a las crías cuyas madres han muerto para criarlas como objetos sexuales. A los machos los utilizan para combates de boxeo cómicos.

La realidad es mucho más cruenta de lo que aparece en las noticias. A esto se le puede sumar el tráfico ilegal de especies que se genera con estas acciones de deforestación, se venden como animales de compañía entre las familias más poderosas.

¿Qué podemos hacer para evitar la desaparición del orangután?

Una situación que lejos de acabarse se mantiene en el tiempo, porque aunque se ha empezado a desenmascarar la situación en estos lugares, gracias sobre todo a organizaciones e instituciones que se dedican a la protección de la naturaleza, continúa habiendo poca información y poca voluntad para acabar con ello, allí y aquí.

Por eso, la colaboración de todos es indispensable: no comprando alimentos o productos que lleven aceite de palma entre los ingredientes de su composición, que fundamentalmente se encuentra en comida preparada o bollería industrial, pero que ha aparecido incluso en la alimentación ecológica.

Famosos como Leonardo di Caprio no han dudado ni un momento en apoyar esta causa, incluso ha ido a comprobar in situ lo que está ocurriendo.

Muchos comercios se han alzado contra esta práctica y han colocado carteles informando a sus clientes que han retirado todos los productos que contengan aceite de palma. Una iniciativa de la que podían tomar ejemplo muchos. El problema reside en que las empresas han reemplazado el conocido aceite de palma por otros términos menos “reconocibles” por el consumidor: puede ser aceite vegetal u otras 200 formas de llamarle.