El 24 de junio se celebra, cada año, el Día Internacional contra la Contaminación Electromagnética 2016, una fecha para concienciar a la población de los riesgos de un tipo de contaminación que pasa desapercibida, pero cuyos efectos son apreciables en buena parte de los ciudadanos.

La contaminación electromagnética no debería ser un tema menor, sobre todo por la presencia cada vez mayor de radiaciones electromagnéticas, principalmente asociadas a la proliferación de las redes inalámbricas (wifi), actualmente asentadas en todo tipo de edificios, incluyendo colegios, universidades, centros de trabajo, hospitales, edificaciones públicas y viviendas particulares. Incluso los autobuses urbanos, los parques y las playas disponen de wifi, en muchos casos proporcionadas gratuitamente por los ayuntamientos.

Antenas

Las antenas producen contaminación electromagnética

Electrohipersensibilidad

Al margen de la comodidad y el progreso que supone poder acceder a internet desde diferentes lugares y con cualquiera de nuestros dispositivos, las redes inalámbricas pueden ser peligrosas para la salud. Algunos de los efectos descritos por numerosos estudios científicos son el aumento del riesgo de cáncer, daños genéticos, afectaciones del sistema reproductor, déficit de aprendizaje, trastornos de memoria, afecciones neurológicas y efectos perjudiciales en el bienestar de las personas, en un sentido general, así como de otros seres vivos.

Entre esos efectos se encuentran muchos de tipo cotidiano, que en ocasiones achacamos a simple agotamiento o estrés pero que pueden estar relacionados con la radiación a la que estamos expuestos en nuestro día a día. Es lo que se denomina electrohipersensibilidad e incluye síntomas como mareos, confusión mental, palpitaciones, náuseas, cansancio, dolor de cabeza, tics o calambres.

Dolor de cabeza

El dolor de cabeza proviene no solo del cansancio laboral, sino también de las radiaciones. Designed by Freepik

Además de las redes wifi, también producen contaminación electromagnética a gran escala las propias antenas de telefonía móvil y las líneas y los transformadores de alta tensión. Por eso hay que estudiar bien dónde se van a disponer estas infraestructuras, de forma que afecten lo menos posible a la población, aunque también se deba tener en cuenta la afección a la fauna, sobre todo aquella que esté protegida.

En el hogar, la contaminación electromagnética nos puede llegar desde el router, emisor de internet de forma inalámbrica, los teléfonos móviles (que suele haber varios en cada vivienda) y los inalámbricos. La domótica también puede considerarse una fuente emisora y, en general, todos aquellos aparatos que utilizamos sin cables.

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Los teléfonos inalámbricos son los culpables de una parte de las radiaciones caseras

Desconectar de las redes

Una forma de reducir la contaminación electromagnética sería dejar de abusar de las redes inalámbricas y volver a apreciar las bondades del cable. ¿Por qué tener el ordenador conectado a internet por wifi? No solo nos ahorraremos radiaciones, sino que la conexión será más rápida y directa y nos evitaremos las odiosas microdesconexiones.

Ese es uno de los métodos para reducir la radiación recibida y que está en nuestra mano. Pero no siempre podemos huir de las redes inalámbricas, nos persiguen allá por dónde vamos y las necesitamos para casi todo. Por eso ha surgido el Detox Digital, una forma de turismo que incluye desconectarse totalmente de la red para disfrutar de unos días de descanso.

Descanso sin wifi

Algunos hoteles ofertan vacaciones sin wifi ni cobertura.

Diversos alojamientos ya ofrecen paquetes especiales para desconectar del mundo digital, que incluyen servicios como dietas especiales, yoga o tratamientos de spa. En otros, el reclamo es el contacto con el medio ambiente, la tranquilidad del campo y la relajación de la vida rural. En la naturaleza podremos respirar aire puro, huir del estrés y alejar la radiación, al menos por un rato. Ahora que llegan las vacaciones, es un plan ideal.