Las casas ya no serán lo mismo con el ladrillo de cemento biológico creado mediante bacterias. Una innovación que promete revolucionar el mundo de la construcción. Mediante tecnología se inyecta a la arena microorganismos a temperatura ambiente que junto con la acción de los nutrientes del agua forman un cemento biológico, cuya fuente de inspiración es la formación de los arrecifes de coral.

ladrillo cemento biologico

Este ladrillo biológico de cemento no necesita cocción, por lo que no contribuye a aumentar las emisiones de CO2 en la atmósfera. Usa los mínimos combustibles fósiles en todo el proceso de elaboración, con materiales locales, cuya producción se hace en el mismo lugar, sin costes añadidos por los desplazamientos de materiales. Optimizar es la palabra que mejor define el espíritu de estos ladrillos. Una optimización basada en la sostenibilidad.

Los materiales son naturales, que se pueden utilizar de los desechos de otras industrias, y su durabilidad, su aislamiento y su dureza están aseguradas mediante el proceso de endurecimiento específico con una solución acuosa.

Cada año se fabrican cerca de 1,5 trillones de ladrillos en todo el mundo, lo que les hace ser responsables de 800 millones de toneladas de CO2 que amenazan nuestra salud y producen una contaminación inasumible por el planeta. Una industria que gasta demasiada energía en su producción.

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La empresa bioMason (una start-up) que se dedica a la creación de estos ladrillos, es una oficina abierta a los nuevos tiempos, con laboratorios y lugares de fabricación accesibles para que todas las personas que trabajan en ella tengan su palabra. Un equipo multidisciplinar basado en la innovación sigue cada día mejorando la técnica, con un enfoque “verde”. Su fundadora, la arquitecta Ginger Krieg Dosier, comenzó en Carolina del Norte (Estados Unidos) en el año 2013 , y ya cuenta con numerosos premios a sus espaldas; pero promete seguir investigando y desarrollando nuevas ideas para un mundo mejor.