Llegado el buen tiempo y los primeros calores del verano, nada mejor que disponer de productos cosméticos multifuncionales, ya que sirven tanto para ir a la playa o a la piscina, o para la montaña y lugares fríos. En nuestro neceser de viaje es imprescindible que llevemos pequeños envases para poder trasladar nuestros rituales a otros lugares, pero si no queremos complicarnos mucho la vida podemos optar por esos «4 en 1», que nos resuelven los problemas diarios en un momento.

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Uno de esos maravillosos descubrimientos es el afrodisiaco Aceite Capilar de Argán con Ylang-Ylang de la marca  francesa Argandia. Un hallazgo memorable si quieres tener el cabello y la piel con una textura suave como la seda, con muy poco esfuerzo.

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Se trata de un producto ecológico, certificado por COSMEBIO y con ingredientes de comercio justo, que viene en un envase dosificador de 150ml, pero que cunde una barbaridad porque hay que aplicar muy poca cantidad. Es recomendado para cabellos secos o muy secos, para aplicarlo antes o después del lavado. Antes para nutrirlo y después para proporcionar a los medios y las puntas más brillo, nutrición e hidratación. Pero me di cuenta en seguida que también podía funcionar a la perfección para el cuerpo. Así que ni corta, ni perezosa, me lo extendí con suavidad después de la ducha cuando todavía la piel está húmeda, y resultó ser un aceite excepcional para el cuidado de la epidermis.

Lo recomiendo para aquellas personas que no les gusta estar mucho tiempo extendiéndose cremas, ya que se tarda mucho menos en aplicar el aceite. Después solo tienes que secar el cuerpo con una toalla con normalidad y ya estás lista para ponerte la vestimenta.

Incluye otros aceites que le aportan más propiedades nutritivas “antidesecamiento”, como son el aceite de Jojoba y el aceite de Aguacate. El aceite esencial de limón, otro de sus ingredientes, proporciona acción anticelulítica, reafirmante y aclarante. una composición pensada para resaltar la belleza de cada persona.

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Recomiendo llevar siempre algún tipo de aceite que sirva para “todo un poco” en el caso de viajes largos. En este caso, me ha gustado una barbaridad el producto en cuestión, pero siempre puedes elegir muchas de las marcas que hay en el mercado. Fíjate bien que el envase lleve un buen cierre para que no se salga todo en la maleta (este va a rosca), ¡lo peor que puede pasarte en un viaje! Y aún así, siempre llévalo protegido dentro de una o dos bolsas reutilizables.

Para los que suban a lugares altos o se desplacen al Hemisferio Sur, puede ser realmente esencial llevar un aceite, les protege del frío y del viento en manos y rostro; y además deja transpirar la piel, no como ocurre con los derivados del petróleo, llegando esa hidratación y nutrición a las capas más profundas de la epidermis.