La conciencia de lucir ropa responsable avanza paulatinamente en España. Cada vez más emprendedores se suman a la lucha de una moda sostenible contra un sector marcado por el consumo rápido.

Actualmente, cada vez más diseñadores y la sociedad en general están concienciados de lo importante que es tener un armario lleno de ropa sostenible. Sin duda alguna, las prendas de segunda mano y las producidas con tejidos orgánicos y naturales ayudan a cuidar nuestra salud y nuestro planeta.

¿Qué criterios debe cumplir una prenda para que sea sostenible?

Además de que su proceso de producción respete el medio ambiente, sus materiales sean orgánicos y naturales, y reduzca la huella de carbono, la moda sostenible también debe cumplir otro requisito: debe cuidar las condiciones sociales y económicas de los trabajadores, evitando la explotación laboral.

Las prendas ecológicas están hechas de materiales no tóxicos y libres de químicos peligrosos, evitando alergias e irritaciones en la piel. Ejemplos de estos materiales son el algodón orgánico, bambú, tencel, que es una fibra celulósica, ortigas, piel de pescado (para zapatos y bolsos) y tintas naturales, que dan color a los tejidos.

Otro aspecto beneficioso de la moda sostenible es que lejos de lo que la moda low cost propone (prendas de usar y tirar), la moda sostenible apuesta por prendas que duren y de calidad. Mientras que las prendas de low cost dura una temporada, la ropa sostenible puede durar muchos años. Esta idea se asocia al slow fashion (moda lenta), una corriente de pensamiento que apuesta por la calidad de las prendas, donde se cumplen criterios medioambientales y donde se garantizan unos sueldos dignos.

Una temporada de una marca low cost puede constar de tres colecciones (incluso más), que duran unas tres semanas en tienda y suponen nuevas tentaciones para un consumidor que no tiene tiempo de disfrutar la ropa en cada estación.

Este cambio constante, sin duda, exige a la industria textil una presión para su sistema de producción. Y hablamos de un impacto medioambiental y social. Por un lado, no hay tiempo de que determinados residuos se reciclen y por otro lado, esto ha llevado a que grandes marcas de la industria textil se trasladen a países como Marrueco o Bangladesh, donde los trabajadores son sometidos a un régimen de explotación.

¿Sabías que un pantalón vaquero necesita 3000 litros de agua para su producción? Por tanto, reutilizar la ropa de otras personas nos puede suponer un gran ahorro de recursos naturales. Además, otra vertiente, conocida como el Upcycling, crear una prenda nueva a partir de otra existente, está siendo otra solución a este problema, el cual ya se está implantando con fuerza en muchas firmas como Clara Mallart, Idunn o Ecoalf, por ejemplo.

Un caso curioso de moda sostenible

La marca Heavy Eco., la primera firma de moda fundada en un centro penitenciario de Estonia que fabrica prendas sostenibles, contó con la ayuda de más de 200 convictos para la producción de ropa sostenible. Además, el 50 % de los beneficios obtenidos se destinaron a gente sin hogar y huérfanos de la ciudad de Tallín.

Conciencia y poder de información

Según los expertos, cuanta mayor sea la oferta y más fuerte sea el sector de moda sostenible, los productores de estas prendas tendrán mayor acceso a tejidos, materiales y tecnologías que les permitan competir con las marcas tradicionales, ofreciendo una mayor diversidad en las prendas.

Por otro lado, es sumamente importante que el consumidor tenga información sobre la ropa que usa, para que reflexione ante de comprarla y tenga una mayor conciencia sobre sus hábitos de consumo y uso. Un bien o servicio seguirá en el mercado siempre y cuando el consumidor lo compre. Por tanto, somos los que tenemos el poder para premiar a los que hacen mejor su trabajo y poner a la cola (como ciudadanos conscientes) a aquellos que no contribuyen a un mundo mejor.

 

Descripción del autor:
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Edith Gomez – gananci.com

Soy una apasionada del marketing digital especializada en comunicación online. Me niego a irme a la cama cada noche sin haber aprendido algo nuevo. Me inquietan las ideas de negocio y, más aún, aportar una mirada creativa al pequeño mundo en el que vivimos.

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