Sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría de la publicidad que se inserta es en alimentos ricos en grasas saturadas o hidrogenadas, sal, azúcar refinado y con muchas calorías. De esta cuestión se ha dado cuenta la OMS y ha sacado una guía presentada hoy mismo, para que las autoridades sanitarias velen por la salud de los niños/as, determinando qué productos deberían llevar publicidad y cuáles no.

Esta cuestión afecta también a los espacios publicitarios televisivos, ¡faltaría más, en una sociedad que rinde pleitesía a la televisión!, una de las principales fuentes de información de los niños/as, además de Internet. Todos vemos esa cantidad de anuncios de determinadas marcas en los canales infantiles o en horario infantil, promoviendo el consumo de alimentos poco saludables, por no decir dañinos para el organismo. Los chavales asocian ese alimento a la marca, y muchos de ellos les pedirán a sus padres que se lo compren en el supermercado.

Al parecer, se quiere poner un modelo nutricional que sirva de ejemplo para catalogar los productos alimenticios según su composición. La OMS dictamina,  “el primer paso para controlar la publicidad dirigida a los niños es establecer los criterios que identifiquen los productos poco recomendables”.

Las autoridades sanitarias tendrían ya que haber mostrado más interés hacia esta realidad que es “nuestro pan de cada día”, nunca mejor dicho. He intentado dilucidar si existía algún anuncio televisivo fomentando el consumo de alcachofas, aceite de oliva,  tomates, peras o calabacines para niños, y no lo he encontrado. Exceptuando el de las verduras Tabuenca y sus zanahorias, ¡magnífica campaña en contra de la obesidad infantil!

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También es otro grave error regalar con la compra de determinados alimentos, muñecos y demás “cacharros”, para promover la adquisición de los productos por los más pequeños. ¡Por favor, sobre todo si ninguna de las dos cosas es beneficiosa: ni el alimento, ni el regalo!

Si nos mantenemos en la misma línea, pronto tendremos las consultas de los médicos llenas de críos con enfermedades importantes, fruto de una pésima educación (son los padres los que deberían promover otro tipo de comida) y de equivocaciones mayúsculas de los organismo competentes.

Antes siempre se ponía el ejemplo de Estados Unidos y de la cantidad de niños obesos con muchas enfermedades asociadas, ahora esa situación ya la estamos empezando a conocer en nuestro país. En España no se conoce la prevención, como he denunciado otras veces, se pasa de la indiferencia a la pastilla directamente, incluso en niños. Abominable. Y como muchos ya han dado la voz de alarma, detrás del “empastillamiento” generalizado de la sociedad están muchas industrias farmacéuticas.

Es una epidemia que se está extendiendo por todo el mundo, y todos deberíamos intentar acabar con este problema que lo único que demuestra es que prima el capitalismo salvaje frente a nuestra salud.