El Mar de Aral fue uno de los cuatro lagos más grandes del mundo, pero eso fue hace años. En la década de los 60, la Unión Soviética comenzó un proyecto para convertir las áridas tierras de Kazajistán, Uzbekistán y Turkmenistán en zonas óptimas para el cultivo usando para ello las aguas de Syr Darya y Amu Darya, los dos ríos que nutrían el Mar de Aral con las aguas que recogían en las montañas.

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El Mar de Aral visto desde satélite en el año 2000 La línea negra marca hasta donde llegaba en 1960 antes del plan hidrológico de la Unión Soviética.

Gracias a este plan hidrológico, el desierto floreció y se pudo cultivar pero condenó al Mar de Aral a la desaparición. Las imágenes presentadas por la NASA captadas por su satélite Terra muestran esta muerte que se ha acelerado en la última década. Desde el año 2000, la superficie del Mar de Aral se ha reducido a más de la mitad. En 2005 se creó una presa en un último intento para preservar el norte de este lago, aunque para ello se condenó el sur. Gracias a ello, en los años siguientes el nivel del agua se mantuvo, pero ahora el lecho del lago está prácticamente seco. Al secarse el Mar de Aral, miles de peces y otros seres vivos que lo habitaban se han visto condenados. La salinidad del lago ha aumentado enormemente, a la vez que fertilizantes y pesticidas contaminaban el poco agua que aun resiste.

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El Mar de Aral visto desde satélite en 2014

El lecho del mismo, ha quedado expuesto contaminando el aire con los químicos de origen agrícola, que se depositaron en él al ser arrastrados desde los nuevos campos de cultivo de una zona que antes era desierto, generando un problema de salud pública. Este polvo del lecho del Mar de Aral, además de estar cargado de contaminantes, tiene una gran cantidad de sal que al ser arrastrada por los vientos acaba en tierras de cultivo degradando los suelos y haciendo que necesiten un mayor lavado para producir alimentos. Junto con todo esto, la desaparición de una enorme masa de agua tiene consecuencias sobre el clima, pues su efecto regulador ha desaparecido haciendo que los inviernos en la zona sean más fríos y los veranos más cálidos y secos.