Según, el agroecólogo e ingeniero técnico agrícola, Víctor Gonzálvez, los españoles no conocen suficientemente bien los alimentos ecológicos ni las ventajas que suponen; pero paradójicamente, somos el primer país europeo que utilizamos este método de cultivo, en términos de superficie.

Es el único sector que ha crecido sin parar desde el 2002, a una media de un 20% anual, debido principalmente a la exportación. La parte menos positiva es que el consumo interno per capita (aunque también está subiendo) en relación a otros países de la comunidad europea, es bastante bajo.

Víctor Gonzálvez, es, desde hace una década, director técnico de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE), asociación sin ánimo de lucro de ámbito estatal que persigue fomentar, coordinar y facilitar la investigación, así como la enseñanza, el asesoramiento y la difusión de todos los aspectos relacionados con la agricultura ecológica y el desarrollo rural sostenible.

Primero vamos a definir que es la agricultura ecológica:

 

 

es un compendio de técnicas agrarias que excluye normalmente, el uso en la agricultura, de productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos, etc., con el objetivo de preservar el medio ambiente, mantener o aumentar la fertilidad del suelo y proporcionar alimentos con todas sus propiedades naturales. Además, según la Comisión Europea sobre Agricultura Ecológica, para obtener un alimento orgánico o ecológico habría que incluir las siguientes prácticas:

  • No utilizar organismos genéticamente modificados
  • Realizar rotaciones, para un eficiente uso de la tierra y sus recursos
  • No usar pesticidas ni fertilizantes,  químicos o sintéticos
  • Prohibición total de aditivos en la comida y su procesamiento
  • elección de especies vegetales y animales que resistan y se adapten a la climatología y condiciones locales

La agricultura ecológica se encuentra regulada legalmente en España desde 1989. El control y la certificación de la producción agraria ecológica es competencia de las Comunidades Autónomas y se lleva a cabo mayoritariamente por autoridades de control públicas, a través de Consejos o Comités de Agricultura Ecológica territoriales que son organismos dependientes de las correspondientes Consejerías o Departamentos de Agricultura, o directamente por Direcciones Generales adscritas a las mismas.

Pero, las Comunidades Autónomas de Andalucía y Castilla La Mancha, han autorizado organismos privados para la realización de estas funciones y, en el caso de Aragón, las autoridades competentes han designado una autoridad de control pública y han autorizado a su vez organismos de control privados.

La agricultura ecológica es un sector emergente y, como tal, requiere de un impulso para su desarrollo. Debería hacerse un esfuerzo importante de información, y no escatimar recursos para ello. Hay que promocionarlo, al menos de la misma manera que se ha hecho en otros sectores, en su fase inicial.

Además de que la calidad (sabor, aroma, contenido de nutrientes, etc.) es superior, el impacto ambiental que produce este sistema de cultivo es positivo porque respeta mucho más los ciclos naturales y el medio ambiente, que el sistema convencional.

Mayor calidad y seguridad para el consumidor

Según los estudios que conocemos en determinados alimentos como el tomate, el aceite de oliva, los huevos o las naranjas, la calidad del alimento ecológico es en un sentido integral, que incluye la forma de producirlo, mucho mayor que en el sistema de cultivo convencional. En cuanto a la seguridad se refiere, los ecológicos evitan el uso de sustancias químicas en su producción. Esa es la garantía. De hecho, no se conocen crisis alimentarias que hayan afectado a los alimentos ecológicos (como ha ocurrido con las vacas locas o la gripe aviar).

Actualmente, el precio de los alimentos ecológicos es algo más elevado que el convencional, pero eso, más que una cuestión de costes es un problema de mercado, de equilibrio entre oferta y demanda. Otra razón es que la falta de apoyo en investigación en este sector por parte de la administración, hace que los productores ecológicos sean los que tengan que experimentar e innovar.

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Otro de los problemas es la cadena de distribución, diseñada para la gran escala, por lo que  los circuitos actuales no están diseñados para los productos ecológicos.

Los cultivos que ocupan más superficie son los cereales, el olivar, y la viña.

Espero que después de leer esto, tengamos presente a la hora de llenar la nevera, el esfuerzo que hacen nuestros agricultores, sacando adelante unos alimentos seguros y de primerísima calidad  (con todas sus virtudes y sabores);  para que luego nosotros podamos degustarlos en nuestra cocina.

Para terminar,  me quedo con lo que reza en la presentación del Comité de Agricultura Ecológica de la Comunidad de Madrid: “Nosotros le ponemos la etiqueta, la Naturaleza hace el resto”.

Fuentes: